jueves, 8 de julio de 2010

Gracias, Vicente


Por los que vieron a Cardeñosa fallar un gol sin portero en el Mundial del Gauchito; por lo que sufrimos el desastre del 82, el penalti errado de Eloy, la maldita falta de Stojkovic, el fallo de Julio Salinas delante de Pagliuca o la cantada de Zubizarreta en Francia'98. Por los que quisimos matar al árbitro Al Gandur en Corea o los que soportamos la enésima "cagada" de hace cuatro años. Gracias, Vicente.
Hace unos meses, el seleccionador español pasó por Esquire y nos dejó alguna que otra reflexión que –leída hoy– adquiere nuevos matices. Hay van dos de su En esto creo:

No creo que haya dos entrenadores iguales. Yo, por mi parte, me considero un hombre fundamentalmente práctico. Todos sabemos de sistemas o de métodos de entrenamiento, siempre puedes encontrar la teoría en un manual, pero mi experiencia me dice que si las relaciones humanas funcionan bien, el éxito del equipo está mucho más cerca.

No me gusta ganar por la tremenda. Por supuesto que el resultado es muy importante, pero también debe serlo cómo se logra una victoria. Me parece que nosotros, que ostentamos una representación, tenemos también la obligación de trasladar a los demás unos determinados comportamientos.

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