jueves, 12 de agosto de 2010

Todo arrasado, todo quemado


Así se titula el libro de relatos con el que el canadiense Wells Tower ha debutado en el siempre complicado mercado literario. En EE UU ha sido todo un cañonazo. Michael Chabon, uno de los popes de la crítica, lo ha puesto por las nubes y los principales suplemento literarios lo han aclamado como "una de las nuevas voces más interesantes del panorama actual" (¿a que suena a cliché/frase hecha ideal para poner en fosforito en la tapa del libro?).
A pesar de todo este bombo, que tira un poco pa'tras, me lo he devorado en apenas dos días (bueno, estamos de vacaciones) y he de reconocer que me ha sorprendido.
No sé por qué, pero a mí siempre me ha gustado el cuento americano: Scott Fitzgerald, Capote, Cheever, Carver, Ethan Canin, Tobias Wolff... y, desde luego, Tower transita completamente por este viejo río. Por sus páginas desfilan pequeños fracasos cotidianos, protagonistas desubicados, silencios soterrados, relaciones familiares intoxicadas... Pequeñas fotografías que diseccionan claves sutiles de la historia sin necesidad de aportar un final cerrado ni toda la información necesaria (aquí, el lector tiene que currárselo un poquito), anécdotas y objetos que encierran metáforas, diálogos brillantes, golpeo en zig-zag de humor y drama a partes iguales. Un debut formidable y un nombre a tener en cuenta (por Daniel Entrialgo).


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